sábado, 30 de noviembre de 2013

Guante blanco,dinero negro.







Un reportaje basado en el blanqueo de capitales. Jordi Évole entrevista a Antonio Durán, asesor fiscal, que confiesa que no habla con sus clientes de cómo se tiene que blanquear el dinero. Además, contarán en el programa con Hervé Falciani, el ingeniero de sistemas que puso en jaque al poderoso banco suizo HSBC.


La tarjeta que poseen los ricos galácticos


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Se llama Centurión y sólo la tienen 300 elegidos en España, 17.000 en el mundo... Desde Bill Gates a Brad Pitt o Amancio Ortega. Con sólo marcar un numero de teléfono , el cliente puede satisfacer cualquier ocurrencia, siempre que sea legal. Magazine descubre cómo se divierten los auténticos ricos. 

Se gesta en algún lugar indeterminado de Reino Unido. Los pocos que la han visto aseguran que tiene anatomía de titanio y viste un esmoquin de negro riguroso. Mide 8,5 x 5,3 cm y pesa más que la de plástico. Viaja en las carteras de las personalidades –finanzas, deportes, política, show business– más poderosas del mundo. Es la ganzúa mágica que abre todas las puertas, el bálsamo que soluciona todas las emergencias, la fórmula que materializa los sueños más extravagantes. Esta lámpara maravillosa del nuevo milenio se llama Centurion (pronúnciese con acento en la u), tiene el perfil de un romano imperial como logo y es la tarjeta de crédito  más superlativa del universo. No tiene límite al gasto. No tiene fronteras para la imaginación: dar de comer a tiburones en Bora Bora, jugar al golf con Tiger Woods antes del Open Usa en Saint Andrews (donde cortan el césped con tijeras) o hacer un vuelo con gravedad cero con un señor que en 1969 viajó a la Luna, o sea, Buzz Aldrin. Éstos sólo son algunos de los menesteres rutinarios que ha de solventar.

Centurion fue creada en 1999 por la empresa estadounidense de servicios financieros y viajes American Express para premiar y distinguir a los clientes de las tarjetas Premium, Oro y Platino (pura bisutería), que ascendieron al escalón más alto y manejan los hilos del tinglado global. Porque entre la elite tambien hay clases. Babeante y estupefacta relatan desde las entrañas de la compañía. Poseerla supone caminar sobre las aguas de la opulencia, jugar y conocer las grandes ligas del dinero, gozar de barra libre en un entorno de lujo, glamour y posibilismo. Si Moisés hubiera tenido una, hubiera abierto paso a los judíos a través del Mar Rojo sin intermediación divina. .